El abogado del cantante y productor Sean 'Diddy' Combs', conocido como Puff Daddy en la década de los noventa, no ha tardado en criticar con dureza el espectacular despliegue de medios y efectivos que llevó a cabo el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos para registrar, este lunes, las mansiones del músico en Miami y Los Ángeles.
El letrado ha facilitado a los medios un extenso comunicado en el que, además de subrayar la inocencia de su cliente en los casos de agresión sexual que se le van acumulando, ha lamentado que las autoridades recurrieran a una operación "de nivel militar", a su juicio desproporcionada y cargada de "hostilidad", para unas redadas que estima innecesarias.
El también actor, por boca de su representante legal, ha negado que dos de sus hijos, Justin y King Combs, fueran arrestados en el transcurso de la jornada, pese a que las cámaras captaron a dos jóvenes esposados. En cualquier caso, sus retoños sufrieron un trato inaceptable por parte de los agentes, que iban encapuchados, al igual que los trabajadores de ambas fincas, todo ello de acuerdo con su testimonio.
"Ayer se produjo un uso excesivo de fuerza de nivel militar para las órdenes de registro ejecutadas en las dos residencias del señor Combs. No hay excusa que justifique ese despliegue excesivo de fuerza y hostilidad, o la forma en que sus hijos y empleados fueron tratados", denuncia.
El llamativo asalto efectuado por estos cuerpos policiales de élite, que emplearon lanchas, helicópteros y armas automáticas en su intervención, resulta especialmente indignante a ojos del rapero. Su abogado recalca que Combs ha colaborado activamente con la policía y los jueces para defender su buen nombre y su imagen pública.
"El señor Combs no ha sido detenido, sino que ha hablado y cooperado con las autoridades. A pesar de las especulaciones de los medios, ni el señor Combs ni sus familiares han sido arrestados, ni se les ha restringido su libertad de circulación", afirma su abogado.
El Departamento de Seguridad Nacional no ha revelado aún los motivos concretos que explican la impactante invasión de este lunes, aunque se comprometió a ofrecer más información cuando las circunstancias lo aconsejaran. Es más que probable que su objetivo fuera recabar más datos en relación con las demandas de acoso, abuso y violación que no ha dejado de recibir Combs en los últimos años.
La autoridad judicial estudia la posibilidad de que el artista encabezara una red de tráfico y explotación sexual que habría estado operando desde principios de los años 90, cuando se fecha la primera de las presuntas agresiones. Otra de las demandantes asegura que sólo tenía 17 años cuando, supuestamente, fue atacada por el rapero y su séquito en unos hechos que se remontarían al año 2003.
