La CUP cae a 4 diputados en un Parlament sin mayoría independentista

La candidatura de la CUP liderada por Laia Estrada ha obtenido en estas elecciones 4 diputados, con el 99,14% del voto escrutado, se deja 5 diputados de los 9 que logró en las últimas elecciones al Parlament en 2021, y queda lejos de poder pactar con los partidos que ha priorizado en campaña: ERC, Junts y Comuns Sumar.

Los anticapitalistas han logrado un 4,09% de los votos y se sitúan como séptima fuerza, por debajo de Comuns Sumar, aunque ligeramente por encima de Aliança Catalana, la candidatura de la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, que se estrena en el Parlament con dos diputados.

En votos directos, la CUP ha logrado 127.360 apoyos, pocos más de los 126.200 que obtuvo en 2012, la primera vez que entraron en el Parlament con un 3,48% de votos y dos diputados, y que fue la cifra más baja en la historia de la formación.

Entre los dirigentes de la formación este domingo en la sede electoral, han sido visibles las caras largas, síntoma del castigo que han dado los comicios a los anticapitalistas.

Esta vez, la CUP ha logrado representación desde Barcelona --3 diputados-- y por Girona --1 diputado--, mientras que se ha quedado fuera del reparto en Lleida y en Tarragona, aunque en esta última circunscripción se ha quedado a pocos votos de lograr un primer escaño.

Respecto a las negociaciones que empezarán a partir de este lunes, las alianzas prioritarias de los 'cupaires', que pasaban por un Govern independentista con un eventual apoyo de Comuns Sumar si fuera necesario, tampoco no suman mayoría para gobernar.

MIRAR DESDE LA OPOSICIÓN

Con su representación, la CUP aspiraba a condicionar las políticas de la legislatura con una agenda para balancear el ejecutivo catalán hacia la izquierda, tras varios años sin que sus apoyos sumaran en varias votaciones clave, como las negociaciones presupuestarias.

En un Parlament en el que el PSC se sitúa como partido central del escenario político catalán, los 'cupaires', si mantienen su promesa de no pactar con los socialistas bajo ninguna circunstancia, quedan relegados a una oposición crítica con un eventual Govern.

En pleno 'procés', fueron determinantes para relegar a Artur Mas en 2015 e investir a Carles Puigdemont, así como para aprobar diversos cuentas públicas y tirar adelante el referéndum del 1 de octubre, pero, en la última legislatura, pocos meses después de investir a Pere Aragonès, los anticapitalistas rompieron con el Govern y pasaron a una oposición de confrontación.

EJERCER DESDE LA IZQUIERDA

Con todo, si la legislatura tira adelante, la CUP, muy probablemente desde la oposición, se verá empujada a plantear propuestas en una cámara catalana donde pueden no ser decisivos para aprobar leyes y políticas públicas.

En campaña, el partido ha defendido que, en los últimos años, han sacado nuevos temas sobre la mesa que, pese a no aprobarse en sus inicios, se han ido aceptado como necesarias a lo largo de los años, un papel que, ahora, podrían repetir.

En las últimas semanas, con una postura de máximos propia de una campaña electoral, la CUP ha propuesto medidas como una distribuidora pública para controlar precios de productos alimentarios y pagar mejor a los agricultores, así como una energética pública que reduzca las facturas y acelere las renovables.

Los 'cupaires' también quieren hacer de la vivienda el tercer eje del Estado de Bienestar, junto con la educación y la sanidad, y plantean expropiar 35.000 pisos vacíos en manos de grandes propietarios y multiplicar la inversión pública en vivienda hasta los 4.000 millones de euros anuales, para sumar 32.500 viviendas anuales al parque público en los próximos 15 años.

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