Viajar es a la vez disfrute y estrés: Así es como supero la ansiedad en los viajes

Vicky Smith (izquierda) comparte consejos para viajar con ansiedad antes de la Semana de Concienciación sobre la Salud Mental. ©Vicky Smith

Como sufro desde hace tiempo depresión leve y ansiedad, los viajes me resultan agridulces. La pérdida de equipaje, los retrasos en el transporte, la navegación por un entorno desconocido... los riesgos y obstáculos pueden ser especialmente desencadenantes para quienes, como yo, son menos resistentes.

Desde la morriña en Sarajevo hasta la angustia en Azerbaiyán, he pasado por momentos muy bajos a lo largo de casi tres décadas de trotamundos.

Sin embargo, a pesar de estos contratiempos, viajar también ha sido una gran fuente de alegría. Desde un rito de iniciación en Salamanca (en el que mi español y mi confianza en mí misma se dispararon) hasta un festival revelador en la India (con cocos y un grupo de hombres santos desnudos), mis viajes por más de 55 países han enriquecido mi vida. Refrescantes y renovadores, emocionantes y maravillosos, a menudo han sido una gracia salvadora.

Por eso, con motivo de la próxima Semana de Concienciación sobre la Salud Mental (del 13 al 19 de mayo), comparto algunos consejos que he descubierto sobre cómo gestionar la salud mental cuando se viaja.

Los errores de medicación pueden arruinar un viaje, lo he aprendido por las malas

Hace diez años, mis padres me invitaron a un viaje increíble a Nueva Zelanda. Como era de esperar, aproveché la oportunidad.

Pero, por desgracia, cometí un error garrafal: justo antes del viaje de mi vida, dejé los antidepresivos que tomaba desde la adolescencia. Mi ansiedad y depresión leves parecían haber mejorado, la dosis era baja y había dejado de tomarlos gradualmente por consejo del médico. ¿Seguramente estaría bien? Me equivoqué.

Nada más llegar a Singapur (nuestra última escala) empecé a tener ataques de pánico, agravados por la diferencia horaria y el nuevo entorno. Pasé las vacaciones con cambios de humor erráticos y una persistente sensación de miedo. Fue una gran vergüenza, sobre todo para mis padres, que me habían invitado amablemente.

La lección: intenta evitar cambios importantes de medicación justo antes de irte de viaje, por muy seguro que te sientas. Otros consejos son informarse de cómo acceder a los servicios médicos del lugar de destino y conocer las normas pertinentes; por ejemplo, algunos países exigen una carta del médico para los medicamentos recetados.

Comunique siempre cualquier problema de salud en su seguro de viaje (aunque varias aseguradoras le permiten optar por no tener cobertura si lo considera innecesario).

Cómo disminuyo la ansiedad al viajar

¿Se pone ansioso con facilidad? Desarrolle planes de contingencia para disminuir el riesgo de situaciones estresantes. Yo ya no reservo una conexión con el aeropuerto de menos de 90 minutos, por si se retrasa el vuelo anterior, y descargo de antemano mucho entretenimiento para hacer más llevaderas las esperas.

Los viajes en grupo son otra opción si viajas solo y te preocupa la logística, pero asegúrate de que el formato es el adecuado para ti. Yo he encontrado un término medio en opciones como los viajes "Original" de Intrepid y "Clásico" de G Adventures, que atraen a un amplio abanico de viajeros con ideas afines a través de cómodos alojamientos y una mezcla de actividades culturales y tiempo libre.

Los grupos suelen tener un máximo de 16 personas, y mis compañeros han sido desde veinteañeros europeos hasta australianos de mediana edad y una animada pareja canadiense de setenta años. Yo también pago un suplemento individual, ya que encuentro que mi propio espacio es inestimable.

Un último consejo, si sufres de depresión tras el viaje: planea un capricho para después de volver, tal vez una excursión de un día o una comida fuera. Si puede permitírselo, reserve también uno o dos días libres en el trabajo, que le ayudarán a reincorporarse a la vida cotidiana.

Viajes creados para que personas individuales viajen en grupoG Adventures

Cómo hacer que viajar tenga más sentido

Hacer puenting en un barranco nepalí, convivir con pastores de yaks chinos, recorrer las ciudades de cuento de hadas de Europa... He vivido innumerables aventuras enriquecedoras. Algunas incluso me han ayudado a dar sentido a mi propia vida en casa.

Sin embargo, viajar también puede resultar agotador y decepcionante. En una época en la que ya se sabe tanto y hay un sinfín de contenidos que nos dicen qué ver y qué hacer, es fácil perder la curiosidad y el propósito, lo que a su vez puede afectar al bienestar.

Me ha encantado leer 'Hidden Travel', de Stephen W. Brock, con consejos prácticos para que los viajes sean más gratificantes, desde conectar con los lugareños hasta salir de la zona de confort. ¿Una de mis sugerencias favoritas? Tener un objetivo, ya sea buscar los tesoros Art Nouveau de Riga o repasar el español en México.

Además de mejorar la salud mental en general, cosas como hablar con un amigo, escribir un diario o meditar unos minutos pueden ayudarte a encontrar un mayor sentido a tus experiencias. Una 'desintoxicación digital' también puede ser beneficiosa, si te atreves.

Cómo controlo mis expectativas cuando viajo

Me encanta la seca observación del autor Alain de Botton en su libro 'El arte de viajar': cuando viajamos, nos llevamos a nosotros mismos con nosotros. No cabe duda de que los hábitos desordenados de tu pareja te seguirán molestando, y ese asunto pendiente del trabajo te seguirá dando la lata.

Si a esto le añadimos todas las aburridas (y a veces estresantes) minucias que conlleva un viaje, desde la larga espera en el carrusel de equipajes hasta las mundanas afueras de esa ciudad de postal, está claro que esos curados feeds de Instagram y esos coloridos cuadernos de viaje no cuentan toda la historia.

Como yo mismo he descubierto, viajar puede ser una vía de escape y a menudo desencadena momentos de enorme alegría y asombro. Pero, como ocurre con la vida en general, hay mucha monotonía entre los mejores momentos. Intente ser positivo, pero pragmático; gestione sus expectativas en consecuencia, evite las comparaciones con ideales imposibles y prevea que las cosas no siempre saldrán según lo previsto.

Acuérdate también de cuidar tu salud física

Una mentalidad sólida y un sentido de la vida están muy bien, pero son difíciles de mantener si no te sientes bien físicamente. Una vez, al no beber mucho cuando hacía calor, me deshidraté bastante, algo que me costó varios litros de agua, sales rehidratantes y un largo descanso. Ni que decir tiene que, hasta que el dolor de cabeza y la fatiga desaparecieron, mi estado de ánimo era bastante malo.

Desde las actividades y los husos horarios hasta la cocina y el clima, irse de viaje puede suponer muchas variaciones con respecto al entorno habitual. La mayoría de nosotros sabemos que debemos seguir los consejos específicos del lugar al que vamos, ya sea vacunarnos o beber agua del grifo, pero a veces olvidamos que los consejos de salud habituales también son válidos.

El aire fresco, el ejercicio, una alimentación y una bebida sanas, un ritmo de sueño regular... todo ello contribuye al bienestar físico y mental, sea cual sea el lugar del mundo en el que nos encontremos.

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