Kenia está asolada por la malaria, ¿podría un nuevo medicamento de producción local cambiar las reglas del juego?

En 2023, la OMS autorizó a Universal Corporation Limited, con sede en Kenia, a producir un medicamento antipalúdico. ©Canva

El paludismo es una enfermedad potencialmente mortal causada por parásitos que se transmiten al ser humano a través de la picadura de mosquitos Anopheles hembra infectados.

Se puede prevenir y curar, pero la pobreza la convierte en mortal para quienes no pueden permitirse el tratamiento. En Kenia, sigue dejando un rastro de pérdidas y dolor.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2022 el país registró unos cinco millones de casos de paludismo y más de 12.000 muertes. La mayoría de los afectados son niños menores de 5 años y mujeres embarazadas.

Winnie Akinyi, que vive en el oeste de Kenia, perdió recientemente a su hermana Rosebella, que enfermó en diciembre y perdió su embarazo de cinco meses antes de morir.

Dice que fue la última de las cinco muertes en su familia atribuidas a la malaria.

"Es increíblemente doloroso para nosotros. La malaria, una enfermedad tratable, se ha cobrado la vida de dos miembros de la familia que no pudieron acceder al tratamiento a tiempo. Otro ser querido ha sido víctima", afirma.

"Nos preguntamos cómo podemos vencer a la malaria y poner fin a su devastador impacto".

Akinyi es ahora la tutora del hijo de 11 años de Rosebella, el único superviviente de la familia.

El acceso al tratamiento sigue siendo un reto

En Kenia, el acceso al tratamiento sigue siendo un problema, ya que los hospitales públicos a menudo sufren escasez de medicamentos y los centros privados exigen tarifas desorbitadas por la atención.

"La mayoría de los centros públicos no ofrecen la medicación exacta que acaba con la enfermedad del parásito de la malaria", afirma Wilson Otieno Ogola, un contable de 33 años que ha ingresado tres veces en un hospital por malaria y ha recibido tratamiento ambulatorio en innumerables ocasiones.

Es muy doloroso para nosotros. La malaria, una enfermedad tratable, se ha cobrado la vida de dos miembros de una familia que no pudieron acceder al tratamiento a tiempo. Otro ser querido ha sido víctima.

"En la mayoría de los casos, la gente opta por acudir a centros privados, donde van a recibir una medicación más rápida y de calidad, pero que nunca es asequible para el bolsillo", añade Ogola.

La situación frustra al personal sanitario.

"Hay muchos casos en los que a uno, como trabajador sanitario, le gustaría administrar el fármaco de elección para la primera línea, que es el artesunato, pero debido a la falta de disponibilidad o a que es demasiado caro para una población, la mayoría de las veces recetamos el fármaco pero los pacientes no lo reciben en la farmacia debido a la falta de disponibilidad o al coste", dijo Oswal Omondi, médico del Hospital Nightingale de Kisumu.

La brujería: una cuestión cultural

Más allá de las deficiencias del sistema sanitario, Humphrey Kizito Otieno, quien ha perdido a sus padres y seis hermanos a causa de la malaria, afirma que las creencias culturales son en parte culpables de los retrasos a la hora de buscar tratamiento.

"Las familias creen tanto en la brujería que, cuando alguien tiene malaria, los síntomas son evidentes, pero la familia piensa que su hijo está embrujado", explica Otieno, funcionario de campo de vigilancia de la mortalidad en el Instituto de Investigación Médica de Kenia (KEMRI, por sus siglas en inglés).

"Así que, en lugar de buscar medicación, la medicación correcta, buscan formas alternativas de tratamiento, como visitar a religiosos. Antes de que se puedan dar cuenta, el parásito ha crecido y abrumado a la persona".

Fabricación local de un medicamento crucial

Se han hecho algunos progresos, ya que la OMS ha autorizado a Universal Corporation Limited, con sede en Kenia, a producir un medicamento antipalúdico crucial conocido como sulfadoxina-pirimetamina más amodiaquina, o Spaq.

Se espera que la fabricación local reduzca la dependencia de las importaciones de India y China y garantice el acceso oportuno a los medicamentos.

"Aumentar la autosuficiencia en el continente, con el sello de aprobación de la OMS, significa que también volvemos a estar certificados internacionalmente como fabricantes de calidad", declaró Palu Dhanani, fundador y director gerente de Universal Corporation Limited.

"Y dado que el problema del continente, la malaria, es uno de los mayores retos, ayudará realmente a reducir la dependencia de las importaciones, como vimos durante la era COVID, en la que todo lo que se importaba sufría enormes interrupciones en el suministro, y la malaria es algo que, si no se consigue el medicamento adecuado en el momento adecuado, todos sabemos que puede causar muertes innecesarias".

Pero los expertos insisten en la urgente necesidad de aumentar la inversión en el sector farmacéutico para hacer frente a las enfermedades que afectan a los países de renta baja y media.

"Si conseguimos invertir más en la fabricación de medicinas y medicamentos esenciales, incluidos los antipalúdicos, donde está el problema, es probable que seamos más eficaces a la hora de abordar el problema, en lugar de depender en gran medida de la importación de medicamentos. África depende en gran medida de las importaciones de India y China, y eso no es sostenible", afirmó Michael Mungoma, decano de la Facultad de Farmacia de la Universidad Monte Kenia.

En 2023, algunas zonas de Kenia participaron en un importante proyecto piloto de la primera vacuna mundial contra la malaria, que contribuyó a reducir el número de muertes de niños menores de 5 años.

El Ministerio de Sanidad de Kenia no ha dicho cuándo estará disponible la vacuna a gran escala. Según los expertos, la enfermedad sigue siendo un importante reto para la salud pública.

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