Asesinados dos trabajadores de MSF en un ataque en el noroeste de Burkina Faso

Dos trabajadores de Médicos Sin Fronteras (MSF) fueron asesinados el miércoles en la región de Boucle du Mouhoun, situada en el noroeste de Burkina Faso, lo que ha llevado a la organización no gubernamental a suspender sus actividades médicas en la zona.

La ONG, que ha condenado "con la mayor firmeza" el suceso, ha detallado que "un vehículo de MSF claramente identificado que transportaba a un equipo médico de cuatro personas en la ruta entre Dédougou y Tougan fue atacado por hombres armados que abrieron fuego contra ellos".

Así, ha manifestado que "dos empleados murieron, mientras que otros dos lograron darse a la fuga" y ha especificado que los fallecidos son dos trabajadores burkineses que trabajaban como conductor y supervisor logístico desde julio de 2021 y junio de 2020, respectivamente.

"Estamos conmocionados e indignados por este asesinato", ha dicho la presidenta de MSF, Isabelle Defourny, que ha reseñado que "se trata de un ataque deliberado a intencionado contra un equipo humanitario claramente identificado y en el marco de su misión médica".

"Nuestra prioridad es dar nuestro apoyo a los colegas que han sobrevivido al ataque y apoyar a las familias y seres queridos de nuestros colegas desaparecidos. Debemos también contactar con todas las partes en conflicto para entender qué ha pasado", ha explicado.

Por ello, MSF ha recalcado que, hasta que logre aclarar este "suceso trágico", quedan suspendidas sus actividades en Boucle du Mouhoun. Los equipos de la ONG, presentes en cuatro regiones del país, han llevado a cabo cerca de 400.000 consultas de salud primaria y han asistido al parto a unas 4.300 mujeres entre julio y diciembre de 2022.

Burkina Faso, gobernado por una junta militar desde el golpe de Estado de enero de 2022 contra el entonces presidente, Roch Marc Christian Kaboré, ha experimentado un aumento de la inseguridad desde 2015. La junta está ahora encabezada por Ibrahim Traoré, quien protagonizó en septiembre una asonada que fue considerada un 'golpe palaciego' contra el hasta entonces líder, Paul-Henri Sandaogo Damiba.

Los continuos ataques en el país, obra tanto de la filial de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región, han contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florezcan los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado a 'voluntarios'. El deterioro de la seguridad ha provocado una oleada de desplazados internos y refugiados hacia otros países de la región.

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