La calidad de la dieta sigue siendo mala entre las poblaciones socioeconómicamente desfavorecidas

Un estudio de las tendencias dietéticas de EE. UU. encontró que la calidad de la dieta entre los adultos estadounidenses mejoró modestamente entre 1999 y 2020, pero la proporción de personas socioeconómicamente desfavorecidas con una dieta de mala calidad siguió siendo alta y las disparidades dietéticas persistieron o empeoraron. El informe se publica en ‘Annals of Internal Medicine’.

En concreto, investigadores del Departamento de Ciencias y Políticas de Población de la Facultad de Medicina Icahn de Mount Sinai y del Instituto Food is Medicine de la Facultad de Ciencias y Políticas de Nutrición Friedman de la Universidad de Tufts (Estados Unidos) estudiaron datos de 51.703 adultos que respondieron a la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) para evaluar las tendencias en la calidad de la dieta por raza, etnia y desventaja socioeconómica.

La calidad de la dieta de los participantes se evaluó mediante la puntuación de dieta continua de 2020 de la American Heart Association (AHA), que se mide en función de una mayor ingesta de alimentos saludables no procesados y una menor ingesta de azúcar, sodio y alimentos procesados.

También observaron el consumo ajustado de energía de los componentes de la dieta y otros grupos de alimentos y nutrientes individuales. La mala alimentación se definió como menos del 40% de cumplimiento de la puntuación de la AHA, intermedia como 40% a 79,9% de cumplimiento e ideal como al menos 80% de cumplimiento.

Los investigadores encontraron que de 1999 a 2020, la proporción de adultos estadounidenses con una dieta de mala calidad disminuyó en más del 11%, la proporción con calidad intermedia aumentó en más del 10% y la proporción con calidad ideal aumentó ligeramente.

Sin embargo, las disparidades en la calidad de la dieta seguían empeorando entre quienes pertenecían a grupos socioeconómicos desfavorecidos. La proporción de adultos con una dieta de mala calidad disminuyó del 47,9% al 33,0% entre aquellos con seguridad alimentaria, pero no cambió entre aquellos que experimentaban inseguridad alimentaria.

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